Des- velo 29
tu sabías algo que yo desconocía:
tu partida sería el error de mi puerta abierta.
tu silencio que mentía era el dolor de parir un hijo sin manos.
tu sabías algo que yo desconocía:
tu partida sería el error de mi puerta abierta.
tu silencio que mentía era el dolor de parir un hijo sin manos.
Des- velo 32
aunque nunca llegaste,
nunca me dijiste que te irías.
eras un niño disfrazado de trebol.
una canasta llena de preguntas.
el azar en la punta de tus rizos.
dolías un poco,
pero sanabas rápido sobre la piel sudada.
en mi balcón,
creciste un día una plantita de odio.
hoy duermo sobre las raíces de un árbol que me ha roto el suelo de la habitación.
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