Aquella vez
dije todo y nada. Tenía miedo de mi misma, y de que las palabras fueran
tormenta y lluvia. Acá había llovido ya y aun no te conocía. Entonces, dije
palomas que se equivocaban tambaleantes en mi boca. Dije trozos de espejos que
en la lejanía te encontraban las manos escribiéndome dunas y elefantes con
collares.
Tus manos son como me las imagino sobre el papel. Y tus ojos: tú lo
quieres ver todo y no escuchar. Que ciudades enteras te besen las pupilas
mientras yo te hablo con el viento. Que aun no tenemos hijos, pero sí un
pasaporte vacío, a Ganesh cargándonos sobre sus hombros.
speechless.
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