Todo lo que no sabía
de mi, tú ya lo conocías.
Y me lo murmuras con
las pestañas
O con lo que no eres
de mi pasado.
Contigo busqué el
miedo y se me hacía nieve en las manos.
Allá donde tú vives no
hace frío
Ni crece la soledad en
granos.
Allá donde estás no se
escucha el eco triste de la melancolía.
Crecen enanos en la
esquina de tus manos.
Los mismos que tendrán
tu apellido desde mi vientre.
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