Tuesday, June 19, 2012

cárcel-es


Le dirás a otras de primeras veces. Que nunca habías tocado la punta de una montaña con los dedos. Dirás “Antes que tú no había espacio ni paz. No había mañanas fluorescentes. No había… y punto.” Y dirás de mi que te estorbe el camino, que tú no querías el nudo sino la ansía y las ganas. Que la libertad era un fruto maduro, dulce, pulposo… lleno de lava por dentro. Y yo te lo quité de los labios, de los colmillos afilados y espesos. Dirás, y ya te escucho: “Yo tuve dos cárceles en mi vida y una de ellas tenía su nombre.”  Y tenía también el instinto de mujer que sabe que las palabras son humo. Porque tú sabías que yo no te creía el cielo de los ojos. Porque yo no te solté los tobillos…pero aun después de la caja china: te amé. (¿Recuerdas, ojos dormidos?) Y dirás: “De las dos cárceles, ella fue la peor. La que me dio de comer cuando yo no tenía casa. La que me prestó su pecho cuando yo no tuve madre. De las dos. Ella fue la que me dio la miseria… porque nadie crece esperanza en una cama de besos. No. Eso sólo lo dicen para asustarte los fantasmas de la felicidad.” Y sí, yo te vendía el paraguas para después de la lluvia. Y sí, tal vez, yo fui el encierro y la asfixia…y el hambre. Sí. Que todos sabrán ahora: de mis días en agonía esperándote. Esperando que salieras un día para que vieras los colores del invierno que se derretían bajo tus pies. Para que vieras el color que florecía de mis mejillas en marzo.

No comments:

Post a Comment