Y cuando estés aquí
Ya no seremos dos.
Y la pesadilla será un
cuento largo y corto, debajo de un lápiz,
En la boca de quien no
espera más.
Y tú, volverás a dejar
tu estirpe en mis manos,
Y yo volveré a ser
madre que arrulla.
Sin miedo a lo que
falta.
Con el escudo grueso
de mis abuelas.
Cuando estés aquí,
Pedazo de almendra,
Yo te haré escuchar suspiros
que hablen de Dalí.
Tú esperarás a que yo,
cansada, despierte del rencor.
Y cuanto gritamos al
espejismo,
Y cuanto marcamos días
en el calendario con rabia.
Pero ya no seremos
dos,
Ni siquiera uno,
Ni siquiera carne.
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