Quédate donde estás.
Quédeme donde estoy.
Así no nos veremos las
heridas aún palpitantes.
Así nos perdonaremos
en el silencio de un hilo.
No me obligues a
volver para despedirme.
Ya huelo la tormenta
de maletas abiertas en el pasillo
Cerca del comedor.
Mis trapos vacíos y
abiertos dispuestos a guardar mi arrepentimiento.
__
Hundirme en mis propias verdades y
masacrarme el tiempo que no te di mis manos.
Esperar tus dudas,
Tus ojos y tus dudas clavándome
minas en la piel.
Pero las espero con
lluvias y flores,
Porque cada una de tus
preguntas
Y cada una de las
respuestas que no quieres,
Me llevarán a ti.
A los días de azúcar y
almíbar.
A los días de arena en
el cuerpo,
Y miedo en el corazón.
A aquel día en que te
pedí que lo dejaras todo por la nieve
Y con un abrigo de
cuello alto,
Me dejaste ir.
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