Me he
estado despegando las suelas de los pies. No porque desprecie el tiempo y la
ruta. No porque nada. No hay fórmula, ni canciones, ni espejos que te puedan o
quieran explicar. Y parece un poema lento y doloroso. Las llagas duelen aun
cuando se piensa que son carne muerta. Pero,
vale la vida y la luz dejarse apretar los ojos por el cosquilleo de la historia
despegándosete de los talones. Y volver a empezar; aunque molesten un poquito,
esos primeros pasos, sobre el camino caliente.